Granada. Plano del Albaicín 1957-1961 |
Plan de Arquitectura Defensiva de Andalucía (PADA) |
Castillos de España Muralla nazarí de Granada |
LEY 13/1985, de 25 de junio, del Patrimonio Histórico Español. |
Publicado en: «BOE» núm. 155, de 29 de junio de 1985, páginas 20342 a 20352 (11 págs.) Sección: I. Disposiciones generales Departamento: Jefatura del Estado Referencia: BOE-A-1985-12534 Permalink ELI: https://www.boe.es/eli/es/l/1985/06/25/16
PLAN ESPECIAL ALBAYZIN Y SACROMONTE |
Desprendimiento en la muralla nazarí |
Una muralla indefensa frente
a los expoliadores
Varios desconocidos se están apoderando de los ladrillos de parte de la muralla que discurre por el cerro de San Miguel alto. Los representantes vecinales, que han denunciado los hechos, pedirán al fiscal superior que persiga de oficio lo que ellos consideran un delito contra el patromonio.
La muralla nazarí dejó hace mucho tiempo de ser inexpugnable. La mano del hombre se está encargando de destruir lo que un día sirvió para delimitar la ciudad y defenderla del enemigo. Hoy el enemigo está instalado en casa y ha sustituido el fuego de los cañones por herramientas más espartanas con las que horada poco a poco las entrañas de la fortificación sin el menor respeto hacia el patrimonio y la historia.
En el cerro de San Miguel alto, un lugar privilegiado desde donde se divida la ciudad, desconocidos están deshaciendo la argamasa de barro y arena de la muralla para apoderarse de los ladrillos que en su día sirvieron para restaurarla, según informan los propios vecinos. Con la impunidad que ofrece una zona apartada de la urbe –con la única presencia de los habitantes que ocupan las cuevas del cerro-, los autores escarban en la pared de la muralla dibujando una escalera que les permite auparse a lo más alto e ir sacando los ladrillos. Las tripas de la muralla, esa mezcla de barro y piedra que sirve de relleno y da solidez a la fortificación, se encuentra ya al descubierto y amenaza con desprenderse en cualquier momento.
A escasos 50 metros, el esqueleto de una motocicleta achicharrada se yergue en pie como si se tratara de una broma macarra. Fue hace días cuando los vecinos del Sacromonte escucharon una fuerte explosión después de que alguien pegara fuego a la moto. La consecuencia más inmediata es que el humo ha ennegrecido la muralla. Pero su conservación hace tiempo que dejó de interesar si se atiene uno a los grafitis que también la invaden.
La desidia de la Administración indigna cada día que pasa a los vecinos del barrio. Es por ello que la presidenta de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, Lola Boloix, se reunirá en breve con el fiscal superior del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, Jesús García Calderón, para instarle a que actúe de oficio ante lo que ella considera un expolio. Los vecinos conocen que la Fiscalía se ha mostrado partidaria de una nueva regulación penal en los delitos relacionados con el deterioro del patrimonio histórico porque detecta cierta impunidad. Pero no comprenden cómo en ocasiones no se han perseguido con mayor severidad dichos delitos. En el recuerdo de los vecinos permanecen las decisiones de archivar, por un lado, el episodio protagonizado por una constructora que hace unos años clavó un cartel en la puerta de Elvira; y también los daños ocasionados por el conductor de una empresa de la construcción en el Alminar de San José, una torre de época zirí cuya construcción se inició incluso antes del siglo XI. Otro caso que quedó impune.
Fuentes del colectivo vecinal aseguran que aprovecharán su encuentro con el fiscal superior para exponerle otros muchos problemas que afectan al patrimonio del barrio y que precisan de medidas ejemplarizantes por parte de la Justicia.
23/03/2006
El último acuerdo de pleno del Ayuntamiento de Granada aprobó la demolición de la intervención en la Muralla Nazarí de Antonio Jiménez Torrecillas, cuyo principal argumento acaba siendo la inviolabilidad de un patrimonio contra el que parece atentar el presente proyecto. La irresponsabilidad de esta afirmación vuelve a arremeter contra cualquier atisbo de contemporaneidad en esta ciudad sin ahondar en un verdadero análisis de los valores que el proyecto propone. Paradójicamente el propio Ayuntamiento, promotor de la obra, es el que ahora propone su demolición.
Si atendemos a la polémica levantada en la ciudad de Granada por el proyecto de intervención en la Muralla Nazarí de San Miguel, hemos de volver la vista sobre un digno precedente: el Auditorio Manuel de Falla, de José María García de Paredes. Ambas obras tienen en común su calidad y la airada oposición de un ruidoso grupo ciudadano que vela por los ideales inexistentes de una tradición inalterable. La intervención en la muralla comienza con la recuperación paisajística del Cerro de San Miguel, un vacío que permite observar el límite entre la ciudad intramuros y el territorio exterior. La zona, sumida en un estado de total dejadez, presenta rasgos muy complejos: por un lado, ciudad sin colmatar, espacio libre natural pero a la vez residual y casi marginal; por otro, la ciudad nueva, hecha de adosados con un importante impacto visual y ambiental. Y en medio del desorden, la muralla incompleta, fracturada. La estrategia de actuación limpia (física y conceptualmente) el lugar, recuperando el empedrado allí donde existe, respetando la tierra pisada allí donde aparece y, cuando los caminos se desvanecen, trazando de nuevo su dibujo con unas elegantes losas de piedra posadas en el terreno para salvar la pendiente. Una vez esencializado el entorno de San Miguel, el proyecto comienza a indagar acerca del significado histórico de la muralla y su sentido actual.
El límite defensivo y organizativo de un ámbito que podía llegar a ser ciudad ha cambiado por completo y, sin embargo, sigue sirviendo como guía de lectura de un modelo urbano, resultando un elemento clave a la hora de aprehender el territorio y adecuar el paisaje. Por tanto, ¿cómo acometer la rehabilitación de un pequeño paño de muralla (caído a causa de un movimiento sísmico del siglo XIX) desde una óptica contemporánea? La restitución mural propuesta tiene como fin dar continuidad visual (especialmente en una visión lejana) al lienzo de muralla, redefiniendo el límite histórico perdido y protegiendo los restos originales que perviven. Desde lejos, la parte nueva entona su aspecto con el resto, respetando su secuencia lineal, mientras en una mirada corta, se evidencia a la perfección la diferencia entre la actuación y el muro original. La intervención cierra la brecha que hiere la muralla nazarí mediante un apósito exterior que se adapta estrictamente a su grosor sin tocar los restos históricos, garantizando así su óptima conservación. Estructuralmente la presencia masiva y maciza se hace innecesaria, por lo que la restitución alberga en su interior un espacio vacío, auténtico punto singular del proyecto: un pasaje calado que nos permite pasar dentro de la muralla y que remite al sueño arquetípico de caminar dentro de un muro, del pasadizo secreto. Un sencillo apilamiento de lajas de piedra dejan, al disponerse unas sobre otras, una serie de mínimos huecos aleatorios que, frente al tapial, pesado y patrimonial, y la fábrica de ladrillo de otras restauraciones anteriores, pone en valor la muralla nazarí contraponiendo a una imagen histórica de permanencia, otra actual mucho más leve. En el interior, un sensacional paseo arquitectónico permite volver a mirar la ciudad desde una óptica fragmentada y abstracta que se revela similar a la que se tiene del Albaicín desde la Torre de Comares. A la vez se recrea un juego luminoso de gran tradición en Granada, las celosías, y se actualizan, casi un siglo después, las avanzadas tesis de restauración que Leopoldo Torres Balbás aplicara, por ejemplo, en los jardines del Partal. Sin embargo, las intervenciones contemporáneas siguen suscitando violentas críticas, al margen de su interés y adecuación. Mientras tanto, se hace cada vez más palpable que la presencia de la nueva arquitectura colocada de manera natural y respetuosa junto a la antigua garantiza que las ciudades sigan enriqueciendo y construyendo activamente su tradición arquitectónica. La intervención en la Muralla Nazarí y su entorno materializa perfectamente esta irrenunciable oportunidad.
Demolición encimera Muralla Nazarí
----------------
Bronca en la muralla
Demolición encimera Muralla Nazarí
----------------
Bronca en la muralla
El Ayuntamiento de Granada aboga por el derribo de la reconstrucción del muro nazarí, que ha costado un millón de euro
"Esto, ¿para qué?", se pregunta Paco mientras agita indignado su garrota contra las lajas de granito de la nueva muralla, en el cerro de San Miguel de Granada. Su energía no se resiente ante las altas temperaturas. La furia de algunos vecinos, que como él se preguntan por la utilidad de esta obra vanguardista -finalista del IV Premio Europeo del Espacio Público Urbano y ganadora del Premio Arquitectura Piedra 2006-, ha desatado un terremoto que amenaza con derribar por segunda vez este tramo de muro.
El primer derribo se remonta al siglo XIX. Un temblor tectónico arrasó 40 metros de la muralla nazarí que desde el siglo XVI delimita el cerco administrativo de la ciudad. Desde entonces, y hasta julio de 2005, el amplio hueco, flanqueado a ambos lados por la antigua muralla, comunicaba el campo y las viviendas que se extienden a uno y otro lado, entre el cerro de San Miguel y la parte alta del Albaicín, frente a la Alhambra. Un paso franco del que disfrutaban los vecinos y sus automóviles, aunque la circulación de estos últimos junto a un bien de interés cultural está prohibida por la Ley de Preservación de Patrimonio. "La zona ha permanecido prácticamente inalterada durante cinco siglos. Esta colina es la última que vertebra la relación entre ciudad y paisaje", explica Antonio Jiménez Torrecillas, arquitecto granadino encargado de la rehabilitación.
Con un presupuesto de casi un millón de euros, financiado con fondos europeos a través de un plan operativo local, su proyecto contemplaba, además de la reconstrucción del tramo caído de la muralla, la recuperación de senderos y la limpieza de cuevas circundantes. "Esto no es un monumento, es un parche. Nos han cortado el paso", se lamenta Paco. Las quejas de los vecinos de toda la vida que ocupan las casas intramuros y de los propietarios de la nueva urbanización extramuros de los Cármenes de San Miguel -construida a finales de los noventa- forzaron la apertura de un paso que no figuraba en el proyecto original. "Levantar muros entre barrios, ¿no es de sitios represores?", se pregunta todavía hoy otro Paco de la zona.
Jiménez Torrecillas optó por crear una entrada en cada extremo de su construcción hueca, que desde entonces los vecinos se ven forzados a atravesar. "No han abierto una puerta en condiciones y tenemos que usar linternas, en el siglo en el que estamos", se queja José. Como si se tratara de una celosía de piedra, la superposición capeada del granito en las paredes del angosto pasillo de 80 centímetros ofrece una vista calada de Granada, y durante el día un bello efecto lumínico. Todo ello, sin embargo, no facilita el tránsito del vecindario y la polémica no ha cesado desde entonces. Asociaciones vecinales, arquitectos y políticos han caldeado el ambiente en la prensa local: nadie parece estar de acuerdo, y las posturas posibles ante la discutida muralla parecen multiplicarse. De fondo queda la querella política.
A falta de completar el ajardinamiento y la iluminación, la nueva muralla sigue abierta y cercada por vallas y carteles que señalan el lugar como "zona en obras". El Ayuntamiento (gobernado desde 2003 por el PP), promotor de la rehabilitación, paró el proyecto en noviembre y en diciembre su junta de gobierno propuso su demolición. "El proyecto original se corrigió, pero nos gustaría derribarlo", afirman desde el gabinete de prensa. Aunque aseguran estar abiertos a una negociación, en principio el Ayuntamiento no contempla otra solución "más que el derribo", y descarta la posibilidad, consensuada entre el arquitecto y algunos vecinos, de abrir una puerta en el muro de la discordia.
Al tratarse de una intervención en un bien de interés cultural, para seguir adelante con la demolición la autoridad municipal -que se negó a explicar su postura a este periódico-, debe obtener el visto bueno de la Comisión de Patrimonio de la Junta de Andalucía (gobernada por el PSOE). "A día de hoy no hemos recibido ningún plan para su aprobación. El Ayuntamiento habla de demolición, pero no la han documentado con un proyecto alternativo", asegura Juan Antonio Pérez Tapia, delegado de Cultura de la junta. "Los argumentos para la demolición no resultan convincentes ni respetuosos con el patrimonio. No es lo mismo no construir que demoler".
Así las cosas, y a falta de un acuerdo, siete meses después de que se parase la obra todo sigue "empantanado", afirma José Luis Torrecillas, miembro de la Asociación Vecinal de los Cármenes de San Miguel. El arquitecto hace meses que se siente incapaz de visitar su polémica obra: "A veces tengo la impresión de que la gente me mira como si me hubiera propuesto cargarme la ciudad". Ha remodelado su proyecto y acepta que aunque "allí nunca hubo una puerta, es tiempo de abrir y comunicar". Su colega en la Escuela de Arquitectura Rafael Soler asegura que el caso de la muralla forma parte de las polémicas periódicas de la ciudad. "Muchas veces esconden bajo estas cortinas de humo temas más preocupantes como la especulación atroz". Los estudiantes de último curso de arquitectura en Granada, como Ana Rosa, valoran el tesón del arquitecto, que "ha mantenido a pesar de todo la obra en pie" y ha sabido adaptarla al ambiente. "Un proyecto debe tener utilidad y cambiar sus pautas si es necesario, nunca puede ser autista", concluye.
Los arquitectos reprochan a Consistorio y Junta que cuestionen ahora la muralla
Granada Hoy, 28-10-2005
El Colegio Oficial de Arquitectos de Granada respaldó ayer al autor del proyecto municipal de rehabilitación de la muralla nazarí, cuestionado ahora por vecinos y por la Academia de Bellas Artes, y reprochó al Ayuntamiento de la capital y a la Comisión de Patrimonio de la Junta que no pusieran en su día reparos, si los había, a la intervención, que superó todos los filtros y obtuvo los permisos necesarios para llevarse a cabo. Antonio Jiménez Torrecillas está siendo tratado "injustamente" estos días y no se merece, a juicio de los arquitectos, "las agrias censuras" que recibe a diario.
A través de una nota pública, la junta de gobierno del Colegio Oficial de Arquitectos de Granada salió así en defensa de su compañero, con una "excelente" trayectoria profesional, entre la que destacó como ejemplo la rehabilitación del antiguo edificio del diario Patria para convertirlo en el Centro José Guerrero: "una joya arquitectónica que ha regalado a Granada".
Las críticas de estos profesionales se centraron en los organismos públicos competententes en la legalidad urbanística, pues en su día tramitaron y revisaron el proyecto y le dieron el visto bueno. Por ese motivo lamentaron que ni el Ayuntamiento de Granada, que es el impulsor del proyecto, ni la Comisión de Protección del Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía cuestionaran en su momento la intervención y prohibieran los aspectos que ahora se debaten –el uso de materiales no acordes con el entorno y el espacio dedicado a los peatones–.
"Entendemos que son por tanto dichos organismos, que tramitaron y revisaron el proyecto en debate, quienes debieron ponerle los reparos oportunos, si lo consideraron necesario", manifestó la junta de gobierno del Colegio, que subrayó que la realidad es que el proyecto de Jiménez Torrecillas "recibió las autorizacciones preceptivas para ejecutar la obra".
El Colegio Oficial de Arquitectos de Granada expresó ayer su deseo de abrir un debate sobre "la plena facultad de la arquitectura contemporánea para asumir el carácter renovador que la ciudad exige". Y este papel, agregaron los representantes de estos profesionales, se puede hacer "dialogando con el pasado y estableciendo como objetivo la actualización permanente de los valores de una ciudad histórica como Granada".
El Ayuntamiento de Granada aceptó las reivindicaciones de colectivos vecinales y se mostró partidario de negociar el proyecto. El concejal de Urbanismo, Luis Gerardo García-Royo, llegó a reunirse con representantes de esas asociaciones.
En este contexto, la Academia de Bellas Artes de Granada hizo público un duro comunicado contra la intervención que consideró un claro ejemplo del "uso espurio" del patrimonio para justificar "la arquitectura de autor".
Artículo 5. #Colaboraciónciudadana.
1. Las personas que observen peligro de destrucción o deterioro en un bien integrante del Patrimonio Histórico Andaluz deberán, a la mayor brevedad posible, ponerlo en conocimiento de la Administración competente, que llevará a cabo las actuaciones que procedan.
2. La denuncia no otorga a quien la formula la condición de persona interesada, sin perjuicio de que se le informe del inicio del procedimiento que, en su caso, pueda tramitarse.